Prasanna Vithanage: Dominar el arte del conflicto en el cine

Por ANKURAN DUTTA

«Jiddu Krishnamurti dijo que las relaciones son espejos. Nos vemos a nosotros mismos en la forma en que nos tratamos unos a otros. Eso se convirtió en el núcleo de la película: ¿Conoces a alguien, incluso después de años de matrimonio? Damos por sentado el amor hasta que se nos escapa» – Prasanna Vithanage.

Prasanna Vithanage es una de las voces cinematográficas más visionarias y resonantes de Sri Lanka, cuyo trabajo se extiende mucho más allá de la perla del Océano Índico. Desde su primera creación cinematográfica a principios de la década de 1990, Vithanage ha aportado una perspectiva profundamente humanista al cine cingalés, elaborando narrativas que son al mismo tiempo íntimas y políticamente incisivas. Sus películas profundizan en las complejidades del amor, la pérdida, la justicia, la identidad y la marginación, presentadas no con melodrama, sino con expresión poética y precisión emocional. En el corazón de su cine se encuentra una profunda empatía por la condición humana, particularmente por aquellos que se quedaron sin voz ante los sistemas y el trauma histórico.
Incrustada en el turbulento panorama social de Sri Lanka, la sensibilidad estética de Vithanage se inspira tanto en las tradiciones orientales de introspección espiritual como en el realismo matizado de los autores occidentales. Su narración está marcada por una elegancia visual meditativa, profundidad filosófica y un compromiso con las dudas éticas, lo que permite que sus películas desafíen las narrativas existentes al brindar un espacio para la reflexión y la curación. Películas como Purahanda Kaluwara (Muerte en un día de luna llena) y Oba Nathuwa Oba Ekka (Contigo, sin ti) ejemplifican su capacidad para combinar luchas personales profundas con experiencias sociopolíticas más amplias, dando voz a vidas moldeadas y marcadas por el silencio y la memoria.

El cine de Vithanage no se define por movimientos sino por pausas: expresando lo que no se dice, lo que queda en una mirada o las reverberaciones en el silencio. Este enfoque minimalista, equilibrado con una profunda integridad narrativa, le ha valido tanto la admiración nacional como el aprecio internacional. Su obra es un testimonio del poder del cine como arte y activismo, lo que lo convierte no sólo en una figura prominente del cine del sur de Asia sino también en uno de los cineastas más perspicaces y moralmente comprometidos del mundo. A través de su lente tranquila pero introspectiva, Vithanage continúa iluminando las formas de la humanidad, posicionándose como uno de los narradores cinematográficos indispensables del siglo XXI.

Prasanna Vithanage navega magistralmente por el impacto del conflicto en la vida de las personas a través del cine, elaborando narrativas que ponen en primer plano las dimensiones sociales, emocionales, psicológicas y éticas del malestar civil de Sri Lanka. A través de su trilogía, Purahanda Kaluwara (1997), Ira Madiyama (2003) y Oba Nathuwa Oba Ekka (2012), Vithanage evita la narrativa de guerra convencional, optando en cambio por una narración íntima y basada en personajes arraigada en el realismo humanista. Su enfoque cinematográfico, marcado por la moderación visual, la ambigüedad moral y la profundidad temática, ofrece una poderosa crítica de la violencia y la memoria de los conflictos. Al revelar tanto paisajes internos como confusión externa, Vithanage redefine el conflicto como una ruptura social y un ajuste de cuentas profundamente personal.

La trilogía Conflict de Prasanna Vithanage —Pura Handa Kaluwara (Muerte en un día de luna llena, 1997), Ira Madiyama (Sol de agosto, 2003) y Oba Nathuwa Oba Ekka (Contigo, sin ti, 2012)— forma una de las obras más introspectivas y políticamente conscientes del cine del sur de Asia. Lo que distingue a esta trilogía no es sólo su preocupación temática por la guerra y sus consecuencias, sino la moderación formal y la complejidad ética con la que Vithanage examina los conflictos civiles que duran décadas.
En una discusión reciente, el autor recurrió a la aclamada Trilogía del Conflicto de Vithanage, toda la cual explora el residuo emocional de la guerra en lugar de su violencia directa. «Nunca he hecho una película de guerra», explicó (2025). «Sólo películas sobre el impacto de la guerra. Quería centrarme en cómo la guerra despoja a las personas de su dignidad y cómo luchan por recuperarla. La guerra deshumaniza. Como artista, mi tarea es rehumanizar. Estas historias provienen de lo que vi y sentí como ciudadano de Sri Lanka».

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