Se le han atribuido numerosos títulos, entre ellos los de «legendario», «icónico», «visionario» y «pionero», entre otros. Él encarna todos estos descriptores y más. Con una carrera que abarcó más de cincuenta años, Shyam Benegal es celebrado no sólo por los aproximadamente veinticinco largometrajes que dirigió sino también por sus importantes contribuciones a la televisión y sus papeles en varias organizaciones relacionadas con el cine.
A finales de la década de 1960 y principios de la de 1970, se desempeñó como educador en el Instituto de Cine y Televisión (FTII) y luego ocupó el cargo de presidente en dos ocasiones, de 1980 a 1983 y nuevamente de 1989 a 1992. Además, fue director de la Corporación Nacional de Desarrollo Cinematográfico (NFDC) y de la Academia de Imágenes en Movimiento de Mumbai (MAMI), que alberga el renombrado Festival Internacional de Cine en Mumbai. También dirigió la Federación de Sociedades Cinematográficas de la India (FFSI), una organización dedicada a promover el cine de calidad a través de sociedades cinematográficas. A lo largo de estos roles, se ganó un gran respeto mientras continuaba produciendo películas que transformaron el cine indio durante esa época.

Shyam Benegal se erige como uno de los cineastas más estimados e impactantes del cine indio, reconocido por sus importantes contribuciones al cine paralelo. Su obra ha logrado el reconocimiento tanto de la crítica como del público, consolidándolo como una figura clave en la evolución del cine indio moderno. Con un enfoque narrativo único y una aguda conciencia social, las películas de Benegal profundizan en una amplia gama de temas, desde narrativas históricas hasta críticas sociopolíticas, destacando con frecuencia los desafíos y experiencias de los grupos marginados. El cine de Bollywood suele ser reconocido por su gran melodrama y narrativas escapistas; sin embargo, las películas de Benegal adoptaron constantemente una perspectiva más fundamentada, matizada y socialmente consciente, lo que lo estableció como una figura clave en el cine indio.

Antes de su incursión en el cine, Benegal adquirió experiencia en publicidad y realización de documentales. Sus primeros trabajos en documentales le proporcionaron importantes conocimientos sobre el medio, centrándose a menudo en cuestiones sociales, lo que presagiaba su compromiso de abordar los desafíos del mundo real. Benegal hizo su debut cinematográfico en 1973 con Ankur (La semilla), ampliamente reconocido como el nacimiento del movimiento «Nueva Ola» o «Cine Paralelo» de la India. Este movimiento tenía como objetivo ofrecer un estilo de realización cinematográfica más realista, valiente y socialmente consciente, en marcado contraste con las tendencias escapistas de la corriente principal de Bollywood. Ankur recibió elogios de la crítica por su tratamiento sensible de temas como el feudalismo, la opresión y la dinámica de castas en la India rural. La habilidad de Benegal para representar cuestiones sociales complejas con autenticidad y sutileza lo distinguió como un cineasta prometedor.

La película también marcó el comienzo de la ilustre carrera de Shabana Azmi. Las décadas de 1970 y 1980 fueron fundamentales para la evolución del cine paralelo en la India, y Shyam Benegal desempeñó un papel fundamental en esta transformación cultural. Este movimiento surgió como una respuesta a las producciones formulaicas y de orientación comercial de Bollywood, con sus defensores dedicados a explorar narrativas socialmente relevantes y realistas. Junto con otros cineastas, Benegal contribuyó a la introducción de un enfoque más maduro e introspectivo del cine indio. Tras el triunfo de Ankur, Benegal procedió a dirigir una serie de películas innovadoras que solidificaron su reputación como figura destacada del cine indio. Dos ejemplos destacados son Nishant (1975) y Manthan (1976).
La realización cinematográfica de Shyam Benegal se caracteriza por un enfoque en historias basadas en personajes, realismo social y una profunda dedicación a representar los desafíos y las vidas de las personas. Sus obras se distinguen por interpretaciones sutiles, tomas extendidas, hábiles movimientos de cámara y un estilo naturalista en el diálogo y el ritmo. Con frecuencia optó por colaborar con actores relativamente menos conocidos pero talentosos, permitiéndoles encarnar auténticamente sus papeles y reflejar las realidades de la época. Su estilo narrativo se caracteriza por su profundidad y simbolismo, presentando a menudo múltiples capas de significado que fomentan un análisis exhaustivo. Los personajes que representa son frecuentemente individuos sencillos colocados en situaciones notables, y su representación compasiva de ellos es lo que distingue su trabajo. Sus películas están marcadas por narrativas intrincadas que capturaron el cambiante panorama sociopolítico de la India en ese momento, al mismo tiempo que enfatizan las emociones y desafíos personales. A lo largo de su carrera, Benegal produjo constantemente películas que fueron tanto artísticamente significativas como socialmente pertinentes. Bhumika (1977), con Smita Patil, se destaca como una pieza fundamental en su obra.
