LOS QUE SE FUERON : El director húngaro MIKLÓS JANCSÓ

FILMES  SELECCIONADOS :

SZEGÉNYLEGÉNYEK (Los oprimidos)
CSILLAGOSOK, KATONÁK (Los rojos y los blancos)
CSEND ÉS KIÁLTÁS (Silencio y grito)
FÉNYES SZELEK (La confrontación)

Uno de los maestros de la composición panorámica y elaboradas coreografias en tomas largas, Miklos Jancso es considerado como el director húngaro más importante de todos los tiempos (Mira y A. J. Liehm) y el cineasta húngaro clave de la era del sonido (Jonathan Rosenbaum). Sus películas muy estilizadas y formalistas se destacan por su brutal estudio de la represión, rebelión y revolución.

Miklos Jancso, quien se licenció en derecho y completó cursos de historia del arte y etnografía, también sirvió en la segunda guerra mundial y fue por breve periodo de tiempo, un prisionero de guerra. Después de la guerra, Jancso se inscribió en la Academia de teatro y cine de Budapest. Recibió su diploma en dirección de cine en 1950.

El debut de Jancso con el filme «las campanas han ido a Roma» fue después de la insurrección antisoviética de 1956 que dejó cientos de húngaros muertos o encarcelados y miles de refugiados. Ya desde esta primera película, Jancso mostró su interés en la guerra como una plataforma para desarrollar sus ideas. En «My Way Home», un joven Húngaro es detenido, internado, liberado, detenido de nuevo y enviado a pastorear una manada de vacas junto a un joven soldado ruso – los dos trascienden las barreras del idioma, así como la nacionalidad para convertirse en amigos íntimos.

El cine de Jancso no se atiene a los convenios de la narrativa o psicología, sino que se abre a otras áreas que normalmente se encuentran en el cine musical. Sus películas son elaborados ballets clásicos, explorando el anonimato, el poder, la humillación y el sinsentido de la guerra a menudo mediante el uso de los propios rusos como sus súbditos como caracteres. La tiranía es por todas partes y los hombres y las mujeres tratan de sobrevivir en grupos, a menudo cantando y bailando. A veces los grupos se separan y se juntan, moviéndose en direcciones diferentes, mientras la cámara entra y sale discretamente, siguiendo los personajes.

Jancso, cuyo «Salmo rojo» fue premiado en Cannes, fue también
distinguido con «el premio especial por toda su carrera» en el mismo festival. Valiente y comprometido, rebelde, angustioso y últimamente hilarante, el trabajo de Jancso sigue siendo un verdadero regalo al cine.